Sor Lucía Caram, monja entregada a los demás
Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet
"Dios no tiene manos, ¡pero tiene nuestras manos!"
04/12/2012 - 00:00
Foto: Laura Guerrero
Claustro
Sor Lucía Caram es un torbellino de energía con un objetivo: ayudar a personas necesitadas. Y no para: ha promovido la Fundación Rosa Oriol (en favor de un banco de alimentos), el Grupo de Diálogo Interreligioso de Manresa, el Projecte Mosaic de salud mental... Tiene un programa en Ràdio 4 (Punt de trobada), y publica la autobiografía Mi claustro es el mundo (Plataforma), su visión del mundo entre jugosas anécdotas (como esa noche de oración en el convento en que, para resistir, se tomó una infusión de hoja de coca, café y mate que la mantuvo despierta..., pero en el retrete). Sor Lucía pasa sobre formulismos religiosos para ir a la esencia: ¡servir!
Poco contemplativa la veo.
No puedo estar quieta, es verdad, pero contemplo la historia desde el corazón de Dios.
Y se escapa de la clausura.
Mi claustro es el mundo.
¿Qué hace?
Me levanto a las cinco de la mañana y rezo, voy a misa, leo La Vanguardia... Y, a las nueve y media acudo a la Plataforma de los Alimentos y escucho a la gente.
¿Qué es esa plataforma?
Somos cinco monjitas en mi convento, en Manresa, que empezamos repartiendo bocadillos... y hoy, gracias a 250 voluntarios, ¡damos alimentos a 950 familias necesitadas!
¿Y eso de escuchar?
¡Dar no es sólo repartir bolsas de comida, es escuchar!
¿Qué le cuentan?
Hoy ha venido otra persona a punto de ser desahuciada de su piso...
¿Y de verdad puede solucionar algo?
Hemos conseguido en siete meses tres pisos para tres familias. Antes yo pedía sólo a Dios, ¡ahora pido a todo el mundo!
¿Aceptaría dinero de cualquiera?
No del dueño de Zara: un voluntario hondureño me cuenta cómo le explotaban de niño trabajando en sus talleres allí.
¿Por qué se hizo monja?
Conocí a unas monjitas que trabajaban con los más pobres, ¡y las veía felices! A los 18 años estudiaba Teología, ayudaba en hospitales, trabajaba en los barrios...
¿Y contenta?
Acabé sintiéndome exiliada de mí misma. Y me recluí cinco años en la oración. Fue duro..., ¡pero aprendí que soy libre por dentro!
Y ha desplegado su libertad.
Les he complicado la vida a mis hermanas: ¡no para de sonar el timbre del convento!
¿Qué dicen sus superiores?
Me riñeron por acercarme a los musulmanes de Manresa, pues lo interpretaron como claudicación. Apoyé la mezquita, y hoy es la única mezquita de puertas abiertas.
Bien está lo que bien acaba.
Y la Iglesia debería aceptar el uso anticonceptivo del preservativo: ¡ayuda a la paternidad responsable! Y no imponer el celibato.
¿No le gusta?
¡Yo lo elegí libremente! Y me ayuda a servir a todos. Abrir los brazos es amar, y cerrarlos sobre una sola persona no me basta: los dejo abiertos. Lo aprendí de Pedro Meca.
¿Quién?
Un cura que convive con los sintecho de París que me dijo: "La Iglesia es una casa de putas donde he aprendido a hacer el amor".
¡Hala!
La Iglesia es diversidad, y amar es servir: si no sirves a otros, no sirves para nada.
¿Y sirve la Iglesia?
Jesús iba a morir y lavó los pies a sus comensales, y partió, repartió y compartió el pan. Pero hoy la Iglesia acumula bienes...
¿Los repartiría?
Hay patrimonio artístico que mimar, ¡pero tantos solares y edificios, pisos cerrados y donaciones...! ¡Que vuelvan a la gente!
¿Predica con el ejemplo?
Hemos dado la mitad del convento para un centro de salud mental y club social. ¡Dios no tiene manos, pero tiene nuestras manos!
¿De qué viven usted y sus hermanas?
Vivimos al día, con lo que nos llega, y damos lo que tenemos, no lo que nos sobra: dando todo ¡recibes bendiciones totales! Creo que si acumulo bienes, algo malo me pasará.
¿Es supersticiosa?
Confío en la Providencia. Un día le dije a sor Neus: "Rece a la Virgen para que nos lleguen cien litros de leche o perderé la fe ¡o la ordeñaré a usted!". ¡Y llegaron!
¡Milagro! ¿Rezó mucho sor Neus?
¡Sí! Ya ha muerto, pero sigo hablando con ella. Tenía 90 años, no podía caminar... ¡y siempre estaba contenta! La admiro, ha sido uno de los mejores regalos en mi vida.
¿Le pide cosas?
Sí, hasta que gane el Barça. Y funciona. ¡El Barça es casi divino! Un chiste: "Dios me ha enviado para que el mundo vea jugar bien al fútbol", dice Cristiano Ronaldo. Y Messi dice: "¡No recuerdo haber enviado a nadie!".
¿No es irreverente?
El sentido del humor es sentido del amor. Seguro que Jesús se reiría en misa.
¿Qué ha sido lo más duro de su vida?
Ver a niños muriendo de hambre en Tucumán, cuando el corralito. ¡Odié a los políticos, por tanto robar y robar!
¿Qué hizo con ese odio?
Convertirlo en amor a los niños: fundé SOS Tucumán, para darles formación, y hoy hemos acabado con el analfabetismo.
¿Para qué estamos aquí, sor Lucía?
Para ser felices y hacer felices a los demás.
Pida algo desde aquí.
Si todos los jóvenes que salieron a las calles a recibir al Papa se hicieran voluntarios, ¡solucionaríamos casi todas las necesidades!
¿Qué espera de la otra vida?
Si la otra vida es eterna, ¡la otra vida ya ha empezado, ya estamos ahora en ella!
¿Tiene miedo a algo?
¡No! Porque no tengo nada que perder.
Y si la expulsaran de la Iglesia, ¿qué?
¿Cómo echarme de mí misma? No puede ser: seguiría sirviendo.
No puedo estar quieta, es verdad, pero contemplo la historia desde el corazón de Dios.
Y se escapa de la clausura.
Mi claustro es el mundo.
¿Qué hace?
Me levanto a las cinco de la mañana y rezo, voy a misa, leo La Vanguardia... Y, a las nueve y media acudo a la Plataforma de los Alimentos y escucho a la gente.
¿Qué es esa plataforma?
Somos cinco monjitas en mi convento, en Manresa, que empezamos repartiendo bocadillos... y hoy, gracias a 250 voluntarios, ¡damos alimentos a 950 familias necesitadas!
¿Y eso de escuchar?
¡Dar no es sólo repartir bolsas de comida, es escuchar!
¿Qué le cuentan?
Hoy ha venido otra persona a punto de ser desahuciada de su piso...
¿Y de verdad puede solucionar algo?
Hemos conseguido en siete meses tres pisos para tres familias. Antes yo pedía sólo a Dios, ¡ahora pido a todo el mundo!
¿Aceptaría dinero de cualquiera?
No del dueño de Zara: un voluntario hondureño me cuenta cómo le explotaban de niño trabajando en sus talleres allí.
¿Por qué se hizo monja?
Conocí a unas monjitas que trabajaban con los más pobres, ¡y las veía felices! A los 18 años estudiaba Teología, ayudaba en hospitales, trabajaba en los barrios...
¿Y contenta?
Acabé sintiéndome exiliada de mí misma. Y me recluí cinco años en la oración. Fue duro..., ¡pero aprendí que soy libre por dentro!
Y ha desplegado su libertad.
Les he complicado la vida a mis hermanas: ¡no para de sonar el timbre del convento!
¿Qué dicen sus superiores?
Me riñeron por acercarme a los musulmanes de Manresa, pues lo interpretaron como claudicación. Apoyé la mezquita, y hoy es la única mezquita de puertas abiertas.
Bien está lo que bien acaba.
Y la Iglesia debería aceptar el uso anticonceptivo del preservativo: ¡ayuda a la paternidad responsable! Y no imponer el celibato.
¿No le gusta?
¡Yo lo elegí libremente! Y me ayuda a servir a todos. Abrir los brazos es amar, y cerrarlos sobre una sola persona no me basta: los dejo abiertos. Lo aprendí de Pedro Meca.
¿Quién?
Un cura que convive con los sintecho de París que me dijo: "La Iglesia es una casa de putas donde he aprendido a hacer el amor".
¡Hala!
La Iglesia es diversidad, y amar es servir: si no sirves a otros, no sirves para nada.
¿Y sirve la Iglesia?
Jesús iba a morir y lavó los pies a sus comensales, y partió, repartió y compartió el pan. Pero hoy la Iglesia acumula bienes...
¿Los repartiría?
Hay patrimonio artístico que mimar, ¡pero tantos solares y edificios, pisos cerrados y donaciones...! ¡Que vuelvan a la gente!
¿Predica con el ejemplo?
Hemos dado la mitad del convento para un centro de salud mental y club social. ¡Dios no tiene manos, pero tiene nuestras manos!
¿De qué viven usted y sus hermanas?
Vivimos al día, con lo que nos llega, y damos lo que tenemos, no lo que nos sobra: dando todo ¡recibes bendiciones totales! Creo que si acumulo bienes, algo malo me pasará.
¿Es supersticiosa?
Confío en la Providencia. Un día le dije a sor Neus: "Rece a la Virgen para que nos lleguen cien litros de leche o perderé la fe ¡o la ordeñaré a usted!". ¡Y llegaron!
¡Milagro! ¿Rezó mucho sor Neus?
¡Sí! Ya ha muerto, pero sigo hablando con ella. Tenía 90 años, no podía caminar... ¡y siempre estaba contenta! La admiro, ha sido uno de los mejores regalos en mi vida.
¿Le pide cosas?
Sí, hasta que gane el Barça. Y funciona. ¡El Barça es casi divino! Un chiste: "Dios me ha enviado para que el mundo vea jugar bien al fútbol", dice Cristiano Ronaldo. Y Messi dice: "¡No recuerdo haber enviado a nadie!".
¿No es irreverente?
El sentido del humor es sentido del amor. Seguro que Jesús se reiría en misa.
¿Qué ha sido lo más duro de su vida?
Ver a niños muriendo de hambre en Tucumán, cuando el corralito. ¡Odié a los políticos, por tanto robar y robar!
¿Qué hizo con ese odio?
Convertirlo en amor a los niños: fundé SOS Tucumán, para darles formación, y hoy hemos acabado con el analfabetismo.
¿Para qué estamos aquí, sor Lucía?
Para ser felices y hacer felices a los demás.
Pida algo desde aquí.
Si todos los jóvenes que salieron a las calles a recibir al Papa se hicieran voluntarios, ¡solucionaríamos casi todas las necesidades!
¿Qué espera de la otra vida?
Si la otra vida es eterna, ¡la otra vida ya ha empezado, ya estamos ahora en ella!
¿Tiene miedo a algo?
¡No! Porque no tengo nada que perder.
Y si la expulsaran de la Iglesia, ¿qué?
¿Cómo echarme de mí misma? No puede ser: seguiría sirviendo.
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